Siempre me ha parecido increíble ver como cambian las generaciones su manera de pensar, lo que hoy es una verdad, hace muchos años era algo inimaginable, en la mayoría de los casos estas verdades son cosas buenas que han ayudado a la sociedad a evolucionar, pero en Venezuela ha ocurrido un cambio de verdad que ha convergido en la pérdida total o parcial; para no ser tan fatalistas; de lo mejor de nosotros; de nuestros valores, del aprecio por nosotros mismos, de nuestra identidad. A estas alturas podríamos decir que geográficamente estamos en Venezuela, sin embargo emocionalmente en un limbo... Un limbo de situaciones caóticas que nos llevan al límite de nuestra humanidad. Quizás no solo entre tus playas quedó mi niñez Venezuela, quizás también se quedaron todas nuestras posibilidades de ser un país correcto.
Pero no piensen que me estoy echando a morir con esto que digo, es solo algo que tengo muy en cuenta y que creo que cambiándolo o recuperando lo perdido podremos volvernos a encaminar; si el imperio romano cayó, si Hitler cayó, ¿ Como no va a caer toda esta mala vibra que hoy nos gobierna?
Se que hemos sido muy pacientes, pero tengo fe en la posibilidad de un mañana mejor, en el que dejemos de ser pacientes, que despertemos esos grandes valores que forman parte de nuestra identidad y eso nos permita ser mejores humamos, mejores ciudadanos, amigos, hermanos; y con ello lograr la reconstrucción de lo que es correcto, así tal vez no se hunda el barco.
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