domingo, 24 de enero de 2016

Creo que estoy enamorada de un país que no existe


Hasta hace pocos años sentía que valía la pena vivir en Venezuela, realmente estaba muy orgullosa de mis músicos de mis artistas, de las universidades, de los profesionales, de la comida, de la gente… Y es que ciertamente son cosas por las que sentir bastante orgullo, pues son maravillosas y hasta reconocidas internacionalmente.
Lo cierto es que la situación actual del país me ha hecho entender que llevo bastante tiempo sobrevalorando un país que de verdad esta muy enfermo, que ya no existe.
“De nada vale tener maravillosos paisajes si cuando vas a tomarle fotos, te matan para robarte la cámara”
Lo que quiero decir con esta frase es que si las cosas esenciales; algo tan común como tomarle una foto a una escultura natural; no pueden disfrutarse ¿de verdad sirven de algo? 
Creo que estoy enamorada de un país que no existe… ¿Saben que es triste? Que ya no somos eso que amamos de Venezuela, que nos hacia (y a veces aun nos hace) sentir tan orgullosos, y lo peor es que no nos dio tiempo de renunciar a ello, simplemente empezamos a ser la Venezuela tóxica, de repente y sin aviso. Bueno si hubo aviso solo que para mi generación no.

Estoy demasiado segura de que esta Venezuela no es la misma Venezuela de Renny Ottolina, de Billo Frometa, de Aldemaro Romero, de Aquiles Nazoa; que aunque fue una Venezuela que no viví es la única que siento que es mía, y es a la que no quiero renunciar. Pero es algo ambiguo porque no se puede renunciar a lo que no existe

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